Un padre un día le dio a su hijo, un chico con mal carácter, un paquete de clavos y le dijo: -Toma hijo, cada vez que hieras a alguien o que te enfades con alguien clava un clavo en la valla del jardín. El primer día el muchacho clavó 37 clavos, pasaron las semanas y cada día que pasaba clavaba menos clavos en la valla hasta que un día consiguió no clavar ninguno, había descubierto por fin que no herir ni enfadarse con alguien era más bonito y más fácil que clavar clavos en una valla. Y fue a su padre a contárselo. Papá hoy por primera vez he conseguido no clavar ni un solo clavo en la valla. El padre le dijo: -Pues bien, es entonces el momento de que cada día que pase sin enfadarte y sin herir a alguien quites un clavo de la valla. Pasaron los días y por fin un día no quedaba ningún clavo en la valla. -¡Papá! He quitado todos los clavos de la valla ¡no queda ninguno! El padre condujo a su hijo a la verja y le dijo:- Muy bien hijo, te has comportado muy bien pero mira esto, mira como e...
Nos lo pasamos a los grande, bueno, por lo menos yo, Aunque creo que vosotros también!!!
ResponderEliminar;)
P.D.: Susana, por qué no pones la opción de anónimo en los comentairos?
si yo también me lo pase muy bien,con el pelele y el pasa calles aunque hiciera un poco de frio y casi se pusiera a llover.
ResponderEliminarme ha encantado
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